Tan sangriento fue su gobierno que el pueblo hastiado pidió ayuda desesperada a Hércules y éste respondió a la llamada. Dicen que la batalla fue cruel y despiadada prolongándose durante tres largos días, al cabo de los cuales el gigante le cortó la cabeza al desalmado. Sobre los restos enterrados del tirano, Hércules ordenó construir una torre que con el paso de los siglos y una vez destruido el faro de Alejandría, una de las 7 maravillas de la antigüedad, tomó su relevo como el faro (romano) en funcionamiento más antiguo del mundo, tarjeta de visita más que suficiente para que sea candidata a ser reconocida como Patrimonio de la Humanidad.

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