14 mayo 2008

▬▬♥▬▬LA EXTREMEÑA▬▬♥▬▬

Quiero hablaros de una historia que he escuchado en innumerables ocasiones por boca de mi abuela (d.e.p.).

Es un relato que hace referencia a la vida en mi ciudad a principios del siglo XX (ella, mi abuela, nació en 1918).

Me gusta recordarla cuando tenía esos momentos de añoranza de lo que había sido su niñez y juventud y le gustaba contar anécdotas, vivencias propias, etc. de cosas que habían pasado por entonces o que ella misma había vivido.

Por ejemplo, uno de los relatos que más me gustaba escuchar, hacía referencia a uno de esos personajes pintorescos que "adornan" todo pueblo o ciudad...... le apodaban "La Extremeña", supongo que por razones de origen. Era una mujer de edad madura que vivía en la indigencia y que como no tenía en donde cobijarse, todas las tardes-noches acudía a dormir a un nicho vacío del cementerio de San Amaro. Como el cementerio cerraba sus puertas a las 18:30 h. (hoy en día mantiene el mismo horario de cierre) la mujer "mataba" el tiempo deambulando por el camposanto.

Por aquella época la iluminación nocturna de la ciudad dejaba mucho que desear y los alrededores del cementario no eran una excepción.

........es invierno, anochece y la penumbra que ofrecen los muros y aledaños del camposanto son codiciados y aprovechados por las parejas de novios, para dedicarse caricias y confidencias protegidos por la oscuridad....

Vetustos muros de piedra flanquean una puerta enrejada a través de cuyos barrotes se cuelan el frío, el silencio, las risas de una pareja de enamorados y....................el brazo de La Extremeña que enseña un cigarro y, con voz aguardentosa y autoritaria dice ......."dame fuego"

Contaba mi abuela que los vecinos de la zona narraban entre risas, como aquella pareja de novios corría espantada creyendo haber escuchado al mismísimo diablo o, en su defecto, a un difunto morriñoso de su terrestre vida.........los más crueles se mofaban diciendo que el susto había sido de tal calibre que se había visto pasar primero a las almas de los aterrorizados amantes y tras de ellas, a sus cuerpos.